HISTORIA DE LA BUJINKAN
La Apertura del Ninjutsu a Occidente
En 1957 el joven Yoshiaki Hatsumi era un ávido Artista Marcial, que trabajaba como medico osteópata en la prefectura de Chiba, que quedaba a dos horas de Tokyo, la capital de Japón. Desde su infancia las Artes Marciales eran su fascinación, lo que lo condujo a estudiar diferentes estilos con varios Maestros. Pero Hatsumi estaba buscando algo especial, persistiendo continuamente sin importar la cantidad de Maestros con los que tuviera que entrenar, deseoso de explorar las Artes Marciales Reales, que ya en aquel tiempo se habían convertido en el antepasado de la actual versión moderna y deportiva.
A través de estos mismos Maestros supo de un envejecido Maestro de Artes Marciales llamado Toshitsugu Takamatsu; cuya escases de detalles sobre su vida sonaba como una novela de aventuras, ya que este Maestro había vivido en su juventud doce años como instructor de Artes Marciales en la caótica China, en donde con el tiempo llego a convertirse en el guarda espaldas personal de Pu Yi, quien fuese el último emperador de China.
Su habilidad como Artista Marcial le hizo famoso y fue apodado como “Moko no Tora” ó el “Tigre de Mongolia”, se dice que en el apogeo de su fama tuvo allí miles de estudiantes. La historia conocida de este Maestro cautivo enseguida a Hatsumi, quien inmediatamente se propuso a viajar medio día en tren al sur, hasta la antigua ciudad de Kashiwabara en la prefectura de Nara, para conocer a este notable hombre.
Hatsumi finalmente encontró lo que tanto estaba buscando. Takamatsu era el último Maestro, formado desde la infancia en las ancestrales enseñanzas del legendario guerrero Ninja. Sorprendentemente muchas de las hazañas de Takamatsu siguen siendo secretas hasta el día de hoy.
Tras su primera reunión con Takamatsu, Hatsumi inició su entrenamiento con él. El viejo Maestro a sus 70 años y propietario de una pequeña y humilde casa de té, arrojaba al joven Hatsumi por todas partes como si fuera un muñeco, lo que Hatsumi a su vez dijo que en aquellos días había vivido el “dolor ardiente”, una sensación como si se tratara de una explosión. Takamatsu entonces decidió no aceptar ningún otro estudiante, al acordar con Hatsumi su enseñanza y así se dio inicio a un duro entrenamiento.
Cada fin de semana, Hatsumi realizaba medio día de viaje desde su casa para ir a estudiar donde Takamatsu, quien le inicio en el Ninjutsu que fue transmitido a él por generaciones enteras. Luego de varios años bajo la tutela de Takamatsu, Hatsumi se convertía en un fuerte estudiante de Budo (Budoka).
En una ocasión, Hatsumi estaba bebiendo té con Takamatsu, el viejo Maestro se retiro de la sala en silencio y sin ninguna explicación. Hatsumi entonces espero pacientemente su regreso dando la espalda a la puerta de entrada. De repente Hatsumi sintió la necesidad de moverse, al irse de lado vio como una espada pasaba a través del espacio que él justo estaba ocupando hace solo unos segundos antes. Takamatsu se había acercado inadvertidamente por la espalda de su estudiante y lo había probado con su espada.
Poco después Takamatsu concedió a Hatsumi el titulo de “Soke” en la 34 generación de la Togakure Ryu Ninjutsu, una de las últimas tradiciones de Ninjutsu sobrevivientes luego de 900 años de historia.
Posteriormente Hatsumi heredo ocho antiguas tradiciones más, que comprendía el total del colectivo marcial de Takamatsu.
Takamatsu murió el 2 de Abril de 1972. Hatsumi Yoshiaki, que había cambiado su nombre a Masaaki por consejo de Takamatsu, fundó la “Bujinkan Dojo” ó “La Escuela del Divino Guerrero”, en honor a su Maestro.
Hatsumi posteriormente paso sus siguientes diez años estudiando las enseñanzas de su Maestro, con un pequeño grupo de dedicados japoneses y dio apertura a los primeros estudiantes extranjeros.
En el año de 1982 viajo a Norteamérica para una serie de seminarios donde impartiría instrucción, su energía y su mensaje llegó a miles de personas y ayudo ciertamente a la explosión del conocido “Boom Ninja”.
Esta popularidad desatada por la televisión, las películas y las revistas entre otras, fue un arma de doble filo.
Pues la concesión daba a Hatsumi una plataforma inigualable para su experiencia y sabiduría, pero también lo daba para los oportunistas sin experiencia, quienes montaban sus fraudes cebando a estudiantes ansiosos, a quienes conducían a una formación costosa, negativa e incluso peligrosa.
Con el tiempo estos charlatanes y sus falsas enseñanzas sucumbieron ante la legítima competencia y dedicación de los profesionales serios, quienes en silencio, mantenían sus vínculos con Hatsumi y sus Shihan en Japón, mientras difundían su enseñanza por todo el mundo.
Así poco a poco, se formaron grupos fuertes y de hecho muchos de estos terminaron creando sus propias escuelas, asociaciones u organizaciones completas.

|